Sabiduría e ingenio para derrotar el dolor acudiendo a la sabiduría ancestral y a su creatividad.
Las mujeres que vivieron en carne propia el terror de la guerra en San Juan Nepomuceno (Los Guáimaros) y en Mampuján (Maríalabaja), pudieron resistir el dolor y el drama de perder a seres queridos o el ser expulsados de su territorio sin tener para dónde ir, dejando tirada toda una vida de sudores y trabajo.
Valientes mujeres como Elizabeth, quien vio cómo la guerra se llevaba a su esposo y a uno de sus dos hijos, no dejaron que el infinito dolor acabara con sus vidas y se refugiaron en la gastronomía ancestral de los Montes de María para seguir adelante con sus vidas y con la búsqueda del esclarecimiento de la verdad. Otras, como las ingeniosas mujeres de Mampuján, acudieron al tejido, un oficio que ha sido heredados de generación en generación, para soportar la tragedia de haberlo perdido todo por culpa de grupos violentos que los obligaron a salir de su tierra sin ninguna explicación, y algunos también perdieron a seres queridos.