Conferencia
El cuerpo exhibido, purificado y revelado. Experiencias barrocas coloniales
Por: Jaime Borja
Como apoyo a la exposición HABEAS CORPUS: que tengas [un] cuerpo [para exponer], que se exhibió entre marzo 19 y junio 21 de 2010 en el Museo de Arte del Banco de la República: http://www.banrepcultural.org/habeas-corpus/
Jaime Borja, Doctor en historia de la Universidad Iberoamericana, México D.F. y especialista en historia medieval, cultura y arte colonial. Actualmente es profesor asociado al departamento de historia de la Universidad de Los Andes.
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El cuerpo es una experiencia cultural y tiene una historia. La forma como es concebido, imaginado y representado, el lugar que ocupa en la sociedad, las maneras de relacionarse con él y su presencia en la vida cotidiana, cambian de acuerdo a las sociedades que lo piensan o lo viven. El sentido de “habitar” una corporeidad adquiere su significado en relación a los contextos sociales y culturales que lo producen.
Durante el barroco, la cultura se apropió del cuerpo como nunca antes se había hecho. La aparición de manuales de urbanidad moralizados, las retóricas y los tratados de fisiognomía y quironomía (arte de leer los actos del cuerpo y las posiciones de las manos, respectivamente) trataron de descifrar los lenguajes del cuerpo mientras la pintura, la escultura, la poesía y las demás artes intentaron establecer el nexo entre el hombre interior y el exterior. Durante éste periodo la oposición cuerpo-alma avanzó hacía la conciencia individual y postuló nuevas formas de referirse al cuerpo y de dominarlo para que fuera habitable.
La fascinación de la cultura barroca por el cuerpo exhibido, el cuerpo fragmentado, el mortificado o el glorificado, revela la manera en que esta época recogió los resultados de la lucha de la cristiandad durante 16 siglos para aceptar la corporeidad más allá del dualismo con el alma.

